El teatro de las elecciones

De verdad es penoso cuando estoy en facebook y veo los comentarios que los usuarios suben acerca de las elecciones que se celebrarán mañana en el Estado: «fulano es mi gallo, con él todos nos vamos para arriba..» «que nuestro estado se pinte de amarillo para que siga creciendo y progresando» «si quieres un verdadero cambio, vota por la verdadera opción», etc etc etc.

El máximo nivel de complejidad del debate se centra en el reclamo mutuo de los afiliados a este o aquel partido, sobre la supuesta fidelidad o traición de los candidatos hacia el partido donde militan o militaban, como si el hecho de mantenerse dentro de la misma agrupación por años fuera sinónimo de integridad moral y convicción política o, por el contrario, nos tragáramos el cuento de que cambiando de filiación, el candidato adquiere por default todas las virtudes necesarias para gobernar con la justicia que requiere nuestro Estado.

La tan mencionada democracia en que vivimos adquiere su mayor connotación teatral en la presentación de tres partidos principales, que nos venden como «opción», para que pensemos que en verdad tenemos donde elegir. Quién puede ignorar que todo se reduce a un juego de negociaciones entre individuos que creen menos en el contenido ardiente de sus discursos de cambio y progreso que uno mismo.

Más que opciones como ciudadano, el votante está acorralado entre mantener su trabajo o vengarse del partido que nunca hizo nada por mejorar su vida (y que hasta la empeoró) votando por el contendiente, aún sabiendo que en el fondo, nada cambiará. Y lo peor de todo es que el antagonismo, real o funcional de nuestros candidatos, genera división en nosotros como sociedad, lo cual de paso, es lo mejor que a ellos les puede pasar, pues si gastamos nuestra energía y esperanza en defender a uno y atacar a otro, jamás tendremos la ocasión de pensar como comunidad y demandar con fuerza, unidos, el derecho a tener un gobierno menos cínico, con temor de su pueblo y gobernando para él.

Debemos prepararnos mejor como ciudadanos, para superar este circo en que se ha convertido la política en nuestro estado para no caer en la trampa denigrante de cambiar tu voto por una lavadora o continuar en la nómina del municipio. Empecemos a crecer como sociedad civil para poder estar en condiciones de exigir un gobierno más digno.